Global climate and ecosystem science
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La rápida transformación del paisaje boscoso del centro-sur de Chile desde la colonización chileno-europea ha sido un proceso de continua desnaturalización, donde la influencia humana viene dominando las fuerzas de la naturaleza. Los bosques primarios prácticamente desaparecieron del Valle Central y las precordilleras. Lo que hoy día queda en estas áreas son bosques secundarios alterados y relegados a quebradas en medio de un paisaje agrícola fragmentado, poblándose en forma creciente con plantaciones forestales y últimamente con loteos inmobiliarios. Es así como en el presente, la naturaleza está relegada a fragmentos y bordes de pequeñas quebradas, bajo una permanente amenaza de desnaturalización (degradación, loteos, caminos, contaminación, incendios).
Reparar siglos de destrucción y degradación ambiental no es fácil. Existen varias miradas de como comenzar a hacerlo. Una nueva idea es el rewilding o resalvajización, que en una forma más evocativa e integradora se puede llamar “renaturalización”. Al contrario de restaurar un ecosistema a un estado previo, renaturalizarlo consiste en resistir la tentación de controlar la naturaleza y dejar que ella encuentre su propio camino para reanudar los procesos ecológicos que controlan los ciclos del agua, carbono y nutrientes y la red de formas de vida interconectadas que conforman la biodiversidad. La renaturalización vista de esta forma, a través de procesos y ciclos naturales interconectados en un ecosistema o el Sistema Tierra entero, reconoce que la naturaleza consiste no sólo de una colección de especies sino que también de sus interacciones dinámicas entre ellas y el medio ambiente. De esta forma, la renaturalización es un proceso que emerge y se adapta a las nuevas condiciones ambientales (cambio climático) e incluso a los ecosistemas de novo que proliferan cada vez más en el siglo XXI. Pero por sobre todo, es también un proceso al que podemos asistir para acelerarlo.